Autor: Allan Kardec
Versión castellana: Giuseppe Isgró C.
Capítulo XIII
LUGARES
FRECUENTADOS POR LOS ESPÍRITUS
Las manifestaciones espontáneas que se han producido en
todas las épocas, y la persistencia de algún Espíritu en dar evidencias de su
presencia, en alguna localidad, son la fuente de la creencia en los lugares
frecuentados por los espíritus. Las siguientes respuestas han sido dadas a las
preguntas que sobre este argumento les han sido formuladas:
I. Los Espíritus se apegan a las personas; lo hacen, también, con las
cosas?
-“Según su elevación. Algunos Espíritus pueden apegarse a
los objetos terrestres; los avaros, por ejemplo, que han escondido sus tesoros
y que no están muy desmaterializados, pueden,
aún, vigilarlos y custodiarlos.”.
II. Tienen, los Espíritus desencarnados algunos lugares de
predilección?
-“Esto se rige, también, por el mismo principio. Los Espíritus que no están apegados más a la tierra van en
los lugares donde encuentran amor; ellos son
atraídos por las personas más que por los objetos materiales; todavía,
los hay que pueden, momentáneamente, tener preferencia por determinados
lugares, pero son siempre Espíritus inferiores”.
III. Dado que el apego de los Espíritus a una localidad es un signo de
inferioridad, es ésta, también, una prueba de que son espíritus malos?
-“No, ciertamente; un Espíritu puede estar poco adelantado
sin que por esto sea malo; no sucede, también, la misma cosa entre los seres
humanos?”-.
IV. La creencia de que los Espíritus frecuentan, de preferencia, las
ruinas, tiene algún fundamento?
-“No. Los Espíritus van en esos lugares al igual que lo
hacen en cualquier otro; pero la imaginación es afectada por el lúgubre aspecto
de determinados lugares, y atribuye a su presencia lo que, con frecuencia no es
más que un efecto naturalísimo. Cuantas veces el temor no ha hecho tomar la
sombra de un árbol por un fantasma, el grito de un animal, o la ráfaga del
viento por las voces de los Espíritus! Los Espíritus aman la presencia de la
gente, por lo tanto, buscarán, preferiblemente, los lugares habitados más que
aquellos aislados”-.
-Todavía, estando a cuanto nosotros sabemos en torno a la
diferencia de carácter de los Espíritus, los debe haber misántropos, que pueden
preferir la soledad.
-“Precisamente por esto no he respondido a la cuestión de
una manera absoluta; he dicho que ellos pueden ir a los lugares desérticos como
en todas partes, y es evidente que aquellos que se mantienen aislados, lo hacen
porque esto es de su agrado; pero no es una razón para deducir que las ruinas
sean necesariamente los lugares de su predilección; y de hecho los hay,
ciertamente, en mayor cantidad en las ciudades y en los edificios que no en el
fondo de las selvas”-.
V. Las creencias populares tienen, en general, un fondo de
verdad; cuál puede ser el origen de la de los lugares frecuentados por los
Espíritus?
-“El fondo de la verdad es la manifestación de los Espíritus
a la cual el ser humano creyó en cada tiempo por instinto; pero como ya os
dije, el aspecto de los lugares lúgubres afecta su imaginación, y os coloca,
naturalmente, los seres que él considera como sobrenaturales. Esta
supersticiosa creencia es nutrida por los relatos fantásticos en los cuales se
desarrolló su infancia”-.
VI. Los Espíritus que se reúnen tienen, para hacer esto,
días u horas de su preferencia?
-“No; los días y las horas son medidas del tiempo de uso
humano y para la vida corpórea, pero de ello los Espíritus no tienen necesidad
y no se ocupan”-.
VII. Cuál es el origen de la idea de que los Espíritus
vengan, con preferencia, durante la noche?
-“La impresión producida sobre la imaginación por el
silencio y la oscuridad. Todas estas creencias son supersticiones que el
conocimiento razonado del Espiritismo debe destruir. Lo mismo se dice de los
días y de las horas que se cree sean los más propicios; creed, por lo tanto,
que la influencia de la medianoche no ha existido mas que en las fabulas”.
-Si es así, por qué, entonces, ciertos Espíritus anuncian su
llegada y sus manifestaciones para aquella hora, o en días determinados, como
el viernes, por ejemplo?
-“Se trata de Espíritus que se aprovechan de la credulidad y
se divierten. Por la misma razón, hay algunos que afirman ser el diablo y se
asignan nombres infernales. Mostradles que vosotros no sois sus juguetes y
ellos no regresarán más”-.
VIII. Los Espíritus regresan, preferiblemente, a la última
morada en que se encuentra su cuerpo físico?
-“El cuerpo era solamente un vestido; no se encuentran
apegados al cuerpo que fue objeto de sus
pruebas de vida más que el tenga un prisionero por sus cadenas. El recuerdo de
las personas que les son queridas es la única cosa a la cual ellos atribuyen
alguna importancia”.
-Las oraciones que se suelen hacer sobre sus últimas moradas
físicas les resultan más gratas que las otras y les atraen más que las
realizadas en otros sitios?
-“La oración a Dios es, también, una evocación que atrae a
los Espíritus, vosotros lo sabéis bien. La oración tiene tanto mayor efecto
cuanto ella sea fervorosa y sincera; ahora, delante a una última morada
venerada el recogimiento es más profundo, y la conservación de pías reliquias
es un testimonio de afecto que se otorga al Espíritu, al cual él es sensible.
Siempre es el pensamiento que actúa sobre el Espíritu, y no los objetos
materiales, y estos objetos tienen mayor influencia sobre aquel que ora,
atrayendo su atención, más bien que sobre el Espíritu”.
IX. De cuanto hemos dicho hasta aquí, la creencia en los
lugares frecuentados por los Espíritus no parecería del todo falsa?
-“Hemos dicho que ciertos Espíritus pueden ser atraídos por
cosas materiales; podrían serlo, por ejemplo, por ciertos lugares en los cuales
parecen elegir domicilio, hasta que cesen las circunstancias que lo
determinaban”-.
-Cuáles son las circunstancias que pueden determinarlo?
-“Su simpatía por alguna de las personas que les frecuentan,
y el deseo de comunicarse con ellos. Todavía, sus intenciones podrían no ser siempre
muy loables; cuando se trata de Espíritus inferiores, ellos pueden querer
vengarse de algunas personas de quienes tengan motivos de quejas. La
permanencia en un lugar podría ser para algunos una sanción que le haya sido
aplicada mientras ellos estén influidos por determinado delito en particular”.
X. Los lugares frecuentados por los Espíritus, los son siempre
por antiguos habitantes de estos mismos lugares?
-“Algunas veces, pero no siempre, por cuanto si el antiguo
habitante es un Espíritu elevado, no tendrá en cuenta su habitación terrestre
más de cuanto la tendría por su cuerpo. Los Espíritus que frecuentan ciertos
lugares, con frecuencia no tienen otro motivo más que el capricho, a menos que
no sean atraídos por la simpatía por ciertas personas”.
-Pueden establecerse con la finalidad de proteger a una
persona o a su familia?
-“Ciertamente, si son buenos; pero en este caso ellos no
manifiestan nunca su presencia de manera desagradable”.
XI. Existe algo de verdad en la historia de la
Dama Blanca?
-“Es un relato formado por miles de hechos verdaderos”.
XII. Es, quizá, razonable temer a los lugares frecuentados
por los Espíritus?
-“No, los Espíritus que frecuentan determinados lugares y
crean disturbios, buscan de divertirse a costa de la credulidad y de la
ingenuidad más que hacer mal alguno. Por otra parte, pensad que los Espíritus
están en todas partes y que, en cualquier lugar en que os encontréis, los
tenéis continuamente a vuestro lado, aún en las casas más tranquilas. Parece
que algunas veces frecuentan, con preferencia, determinados lugares, por cuanto
encuentran la oportunidad de manifestar su presencia”.
XIII. Existe algún medio para expulsarlos?
-“Sí, pero con frecuencia lo que se hace para obtener este
objetivo los atrae más en vez de alejarlos. La mejor manera para alejar a los
malos Espíritus es el de atraer a los buenos. Atraed, por lo tanto, a los
buenos Espíritus haciendo el mayor bien posible, y los malos se alejarán, por
cuanto el bien y el mal son, entre ellos, incompatibles. Sed buenos y tendréis,
únicamente, buenos Espíritus a vuestro lado”.
-Existen, no obstante esto, personas de elevadas condiciones
que son objeto de la acción de los malos Espíritus?
-“Si estas personas son realmente buenas, es, quizá, una
prueba para ejercitar su paciencia e inducirlos a ser, aún, mejores; pero
creed, también, que aquellos que hablan continuamente de virtud, no suelen ser
quienes la poseen en mayor grado. Aquel que posee algunas cualidades reales,
con frecuencia las ignora él mismo, o jamás habla de ellas”.
XIV. Qué hay que creer relativamente a la eficacia del
exorcismo, para alejar a los malos Espíritus de los lugares que suelen
frecuentar?
-“Habéis visto que este medio haya tenido éxito con
frecuencia? No visteis, por el contrario, que casi siempre, el ruido ha
aumentado después de la ceremonia del exorcismo? La razón es que ellos se
divierten al ser tomados por el diablo”.
-“Los Espíritus que no vienen con malas intenciones, pueden,
también, manifestar su presencia con ruidos, y también hacerse visibles; pero
ellos no hacen nunca ruidos fastidiosos. En general, son Espíritus que sufren,
a quienes podéis aportar sosiego, orando por ellos. Otras veces son Espíritus
benévolos que quieren aportaros la prueba de estar cerca de vosotros; o bien,
en fin, son Espíritus ligeros que quieren bromear. Desde el momento en que
aquellos que turban la quietud produciendo ruido son casi siempre Espíritus que
se divierten, lo mejor que se puede hacer es reír; ellos se cansarán si
observan que no logran ni asustar ni que se pierda la paciencia”. (Ver el cap.
5, Manifestaciones físicas espontáneas).
De las explicaciones dadas hasta ahora, resulta que hay
Espíritus que se apegan a determinados lugares y se ubican allí, con
preferencia, pero que, aún así no tienen la necesidad de manifestar su
presencia con efectos sensibles. Un lugar cualquiera puede ser el obligado o el
de predilección de un Espíritu, aún de nivel inferior, sin que por eso haya
habido jamás manifestación alguna.
Los Espíritus que se apegan a las localidades o a las cosas
materiales, nunca son Espíritus superiores; pero sin serlo, pueden, todavía, no
ser malos, y no tener ninguna intención inadecuada; algunas veces son huéspedes
más útiles que nocivos, por cuanto se interesan por las personas, y pueden
protegerles.