EL LIBRO DE LAS FACULTADES VIII
Autor: ALLAN KARDEC
Versión castellana: Giuseppe Isgró C.
Capítulo VIII
TEORÍA
DE LAS
MANIFESTACIONES FÍSICAS
Movimientos y elevaciones; Golpes; Aumento y disminución del
peso de los cuerpos.
1.
Habiendo sido demostrada la
existencia de los Espíritus por el razonamiento y por los hechos, así como la
posibilidad de su actuación sobre la materia, se trata ahora de conocer como se
desenvuelve su acción y como logran ellos mover las mesas y los demás cuerpos
inertes.
Un pensamiento se presenta naturalmente a la mente, y es el
mismo que también nosotros hemos tenido; pero este pensamiento habiendo sido
combatido por los Espíritus que nos han dado una explicación completamente
diferente de aquella que nosotros nos esperábamos, se puede considerar este
hecho como prueba cierta de que su teoría era diversa de nuestra opinión.
Ahora, este primer pensamiento cada quien pudo haberlo tenido como nosotros; en
cuanto a la teoría de los Espíritus, no creemos que ella haya sido percibida por
mente alguna. Se reconocerá sin esfuerzo cuanto ella es superior a la nuestra,
aunque menos simple, por cuanto nos da la solución de una cantidad de otros
hechos que no encontraban una explicación satisfactoria.
2.
Desde el momento que se
conoce la naturaleza de los Espíritus, su forma humana, las propiedades
semi-materiales del peri-espíritu, o alma, la acción mecánica que él puede
tener sobre la materia (por cuanto en los hechos de apariciones se han visto
algunas manos fluídicas y también tangibles, adueñarse de objetos y
transportarlos, era cosa natural creer que el Espíritu se sirviese simplemente
de sus manos para hacer girar la mesa, y que la elevase en el espacio por la
fuerza de los brazos. Pero entonces, qué necesidad habría de tener un sensitivo?
El Espíritu no puede actuar por sí solo? En efectos, el sensitivo apoya, con
frecuencia, las manos en sentido contrario al movimiento, o también no las
apoya para nada, y por lo tanto no puede evidentemente secundar al Espíritu con
una acción muscular cualquiera. Nosotros dejaremos, antes de todo, hablar a los
Espíritus que hemos, a este fin, interrogado.
3.
Las siguientes respuestas
nos fueron dadas por el Espíritu de Luís; ellas fueron, después, conformadas
por muchas otras.
I. El fluido universal es
una emanación de la
Divinidad?
-“No”-
II. Es una creación de la Divinidad?
–“Todo es creado, excepto Dios”-.
III. El fluido universal es,
al mismo tiempo, el elemento universal?
-“Sí, él es el principio elemental de cada cosa”-.
IV. Tiene relación con el
fluido eléctrico, del cual conocemos los efectos?
-“Es su elemento”-.
V. Cuál es el estado en el
que el fluido universal se nos presenta en su más grande simplicidad?
-“Para encontrarlo en su absoluta simplicidad,
convendría remontar hasta a los Espíritus puros; en vuestro mundo él está más o
menos modificado para formar la materia compacta que os rodea; todavía vosotros
podéis decir, que el estado el cual mayormente se aproxima a esta simplicidad
es el del fluido que vosotros llamáis fluido magnético animal”.
VI.Ha sido dicho que el
fluido universal es la fuente de la vida; es quizá, también, la fuente de la
inteligencia?
-“No; este fluido anima únicamente la materia”-.
VII. Por cuanto es este el
fluido que compone el periespíritu, o alma, no parece que él se encuentre en un
especie de condensación que lo aproxima hasta a un cierto punto a la materia
propiamente dicha?
-“Hasta a un cierto punto es como vosotros decís,
por cuanto él no tiene todas las propiedades; él está más o menos condensado
según los mundos”-.
VIII. Cómo puede un Espíritu realizar el movimiento de un cuerpo
sólido?
-“Él combina una parte del fluido universal con el fluido que
emana del sensitivo apropiado a este efecto”-.
IX.–“Los Espíritus elevan la
mesa con la ayuda de sus propios miembros de alguna manera materializados?
-“En esta respuesta no encontraréis, todavía, lo
que vosotros deseáis. Por cuanto una mesa se mueve debajo de vuestras manos, el
Espíritu evocado va a obtener del fluido universal cuanto precisa para animar
esta mesa de una vida ficticia. La mesa así preparada es atraída por el
Espíritu, que la hace mover bajo la influencia de su propio fluido, impulsado
por su voluntad. Dado que la masa que quiere poner en movimiento es muy pesada
para él, llama en ayuda a otros Espíritus que se encuentran en sus mismas
condiciones. En razón de su etérea naturaleza, el Espíritu propiamente dicho no
puede actuar sobre la materia. Este ligamen, que constituye el que vosotros
denomináis periespíritu, o alma, os da la clave de todos los fenómenos
espiritas materiales. Yo creo de haberme explicado bastante claramente para
hacerme comprender”-.
Observación:
Llamamos la atención sobre esta primera fase: En esta respuesta no
encontraréis, todavía, la que deseáis. –El Espíritu había perfectamente
comprendido, que todas las cuestiones precedentes no eran hechas, sino con el
fin de llegar a esta, y hace alusión a nuestro pensamiento que esperaba, en
efectos, otra respuesta, es decir, la confirmación de nuestra idea, acerca de
la manera con la cual el Espíritu hace mover la mesa.
X. Los Espíritus que él llama en su ayuda le son, quizá,
inferiores? Están ellos a sus ordenes?
-“Igual, casi siempre; con frecuencia se presentan
espontáneamente”.
XI. Son, todos los Espíritus,
aptos para producir fenómenos de este género?
-“Los Espíritus que producen esta especie de
efectos son siempre espíritus inferiores, los cuales no son, todavía,
enteramente liberados de toda influencia material”.
XII. Comprendemos que los Espíritus superiores no se ocupan de las
cosas que están por debajo de ellos; pero nosotros preguntamos si ellos, que
están desmaterializados, tendrían la potencia para hacerlo, si tuviesen la
voluntad”.
-“Ellos tienen la fuerza moral como los demás
tienen la fuerza física; cuando tienen la necesidad de esta fuerza, se sirven
de aquellos que la poseen. No se os ha dicho, acaso, que ellos se sirven de los
espíritus inferiores como vosotros lo hacéis con los cargadores?
Observaciones: Se dijo que la densidad del
periespíritu, si de esta manera podemos expresarnos, varía según el estado de
los mundos; parece, más bien, que varíe en el mismo mundo, según los
individuos. El estado de los Espíritus moralmente avanzados es más sutil y se acerca al de los Espíritus
elevados; el estado de los espíritus inferiores, por el contrario, se acerca a
la materia, lo que determina que estos espíritus de bajo nivel conserven tan
largamente las ilusiones de la vida terrestre. Ellos piensan y actúan como si
estuviesen, todavía, vivos; tienen los mismos deseos y, se podría decir, casi
la misma sensualidad. Esta densidad del periespíritu dándole más afinidad con
la materia, rinde a los Espíritus inferiores, por el contrario, más propicios
para las manifestaciones físicas. Por la misma razón un hombre de intelecto, está acostumbrado
a los trabajos de la inteligencia, pero su cuerpo no se encuentra entrenado
para elevar cargas pesadas, como si lo está el de un obrero. Su materia es
menos compacta, los órganos menos resistentes; él tiene menor cantidad de
fluido nervioso. El periespíritu, siendo para el Espíritu lo que es el cuerpo
para el ser humano, y estando su densidad en forma proporcional a la
inferioridad del espíritu, ella subroga en él la fuerza muscular, es decir, que
le da sobre los fluidos necesarios a las manifestaciones, una potencia mayor de
la que poseen aquellos cuya naturaleza es más etérea. Si un Espíritu elevado
desea producir tales efectos, él hace lo que, entre nosotros, se estila:
utilizan a un Espíritu adecuado a tal finalidad.
XIII.
Si nosotros hemos
comprendido bien lo que habéis dicho, el principio vital reside en el fluido
universal; el Espíritu elabora con este fluido la envoltura semi-material que
constituye su peroiespíritu, y es por medio de este fluido que él actúa sobre
la materia inerte. Es así?
-“Sí; es
decir, que anima la materia con una especie de vida ficticia: la materia se
anima de la vida animal. La mesa que se mueve debajo de vuestras manos vive
como el animal; obedece por si misma al ser inteligente. No es que este último
la empuje como lo haría el hombre con un peso; no es que la mesa cuando se
eleva, sea elevada por el Espíritu por la fuerza de los brazos, sino que es la
mesa animada que obedece al impulso dado por el Espíritu”.
XIV. Cuál es el rol del sensitivo en este fenómeno?
-“Lo he
dicho ya. El fluido propio del sensitivo se combina con el fluido universal
acumulado por el Espíritu; es necesaria la unión de estos dos fluidos, es
decir, del Espíritu animalizado con el fluido universal, para imprimirle la
vida a la mesa. Pero, notad bien, esta vida no es más que momentánea: ella se
termina con la acción, y con frecuencia antes aún de que termine la acción; es
decir, tan pronto como la cantidad de fluido no es más suficiente para
animarla”-.
XV. Puede el
Espíritu actuar sin el concurso de un sensitivo?
-“Él puede
actuar sin saberlo el sensitivo; es decir, que muchas personas sirven de
auxiliares a los Espíritus, para determinados fenómenos, sin siquiera
imaginarlo. El Espíritu absorbe de ellas, como de una fuente, el fluido
animalizado del cual tiene necesidad; de esta manera el concurso de un
sensitivo cual lo entendéis vosotros no es siempre necesario, lo que tiene
lugar, sobre todo en los fenómenos espontáneos”-.
XVI. La mesa animada actúa con inteligencia? Piensa?
-“Ella no
piensa más que el bastón, con el cual hacéis un signo inteligente, pero la
vitalidad de la cual está animado le permite de obedecer al impulso de una
inteligencia. Sepáis bien que la mesa que se mueve no se convierte en espíritu
y de que ella no tiene, de por sí, ni pensamiento ni voluntad”-.
Observación: En el lenguaje común, hay una expresión
análoga: así de una rueda que gira con velocidad, se dice que está animada por
un movimiento rápido”-.
XVII.
Cuál es la causa
preponderante en la producción de este fenómeno? El Espíritu o el fluido?
-“El
Espíritu es la causa, el fluido es el instrumento; las dos son necesarios”-.
XVIII. Cuál es la parte reservada, en este caso, al sensitivo?
-“Ser un
instrumento de los Espíritus y secundarles en el impulso dado al fluido”-.
-La acción
de la voluntad es siempre indispensable?
-“Ella se
agrega a la potencia, pero no siempre es necesaria, por cuanto el movimiento
puede tener lugar en contra y pese a esta voluntad, y esta es una prueba, de
que existe una causa independiente del sensitivo”-.
Observación: El contacto de las manos no es siempre necesario
para hacer mover un objeto. Lo es, más frecuentemente para dar el primer
impulso; pero, una vez que el objeto esté animado, puede obedecer a la voluntad
sin contacto material; esto depende tanto de la potencia del sensitivo, como de
la naturaleza de los Espíritus. Un primer contacto no es siempre indispensable;
se tiene la prueba de ello en los movimientos y desplazamiento espontáneos, que
no se piensa de provocar.
XIX. Por qué no pueden todos producir el mismo efecto, y por qué todos
los sensitivos no tienen la misma potencia?
-“Esto
depende de la organización y de la mayor o menor facilidad con la cual puede
operarse la combinación de los fluidos; y después, el espíritu del sensitivo
simpatiza más o menos con los espíritus extraños, que encuentran en él la
potencia fluídica necesaria. Esta potencia se asemeja a la de los
magnetizadores, que es más o menos grande. Bajo este aspecto hay individuos que
son completamente refractarios; en otros, en cambio, la combinación se efectúa
únicamente por el esfuerzo de la voluntad; finalmente, en algunos otros, tiene
lugar de manera tan natural, y fácilmente, que ni siquiera se percatan de ello,
y sirven, sin saberlo, de instrumento, tal como lo hemos dicho ya”. (Ver,
seguidamente, el capítulo sobre Las Manifestaciones
físicas espontáneas).
Observaciones: -El magnetismo es, sin lugar a duda, el
principio de estos fenómeno, pero no como generalmente se cree; la prueba está
en que hay magnetizadores muy potentes quienes no harían mover una mesa,
mientras, en cambio, se encuentran otros individuos que no pueden magnetizar,
inclusive niños, a quienes les basta apoyar los dedos sobre una mesa muy pesada
para hacerla mover; por lo cual, si la potencia sensible no está en relación de
la potencia magnética, es porque existe otra causa.
XX.
Las personas
denominadas eléctricas pueden ser consideradas como sensitivos?
-“Estas
personas toman en sí mismas el fluido necesario para la producción del
fenómeno, y pueden actuar sin el concurso de los espíritus. No son sensitivos
en el verdadero sentido de la palabra; pero no es improbable que estén
asistidos por un espíritu, quien aprovecharía, de esta manera, sus naturales
disposiciones”.
Observaciones: Estos individuos tienen alguna analogía con
los sonámbulos, quienes pueden actuar tanto con el concurso de un espíritu
extraño, como sin él. (Ver en el capítulo de los sensitivos, el artículo
relativo a los sensitivos sonámbulos).
XXI.
El Espíritu que actúa
sobre los cuerpos sólidos para moverlos, se encuentra en la substancia del
cuerpo, o bien fuera de la misma?
-“Lo uno y
lo otro; nosotros hemos dicho que la materia no es un obstáculo para los
espíritus; ellos penetran todo; una porción del periespíritu se identifica, por
así decirlo, con el objeto que él penetra”.
XXII. Cuál medio emplea el Espíritu para golpear? Se sirve de un objeto
material?
-“No, al
igual que no se sirve de sus brazos para elevar una mesa. Conocéis bien que él
no tiene ningún martillo a su disposición. Su martillo es el fluido combinado,
puesto en acción por su voluntad, para mover o golpear. Cuando él mueve, la luz
refleja los movimientos; cuando él golpea, el aire conduce el sonido”.
XXIII. Esto se concibe cuando él golpea sobre un cuerpo duro; pero cómo
él puede producir ruidos o sonidos articulados en el vacío del aire?
Desde el
momento que actúa sobre la materia, puede hacerlo, igualmente, sobre el aire
que sobre una mesa. En cuanto a los sonidos articulados, él puede imitarlos, al
igual que todos los demás ruidos”.
XXIV.
Vosotros decís que el
espíritu no se sirve de sus manos para mover la mesa; todavía, se vieron, en
ciertas manifestaciones visuales, aparecer manos cuyos dedos se agitaban sobre
un piano, moviendo las teclas, y hacían entender determinados sonidos. No se
podría creer que, en este caso, el movimiento de las teclas fuese producido por
la presión de los dedos? Esta presión no es directa y real, cuando se hace
sentir sobre nosotros mismos, dado que estas manos dejan sus improntas sobre
nuestra piel?
-“Vosotros
no podéis entender la naturaleza de los espíritus y su manera de actuar, sino
con el medio de las comparaciones que os aportan una idea incompleta, y es un
error el de querer asimilar sus procesos a los vuestros. Sus procesos deber ser
en relacionado de acuerdo con su naturaleza. No se os ha dicho ya que el fluido
del periespíritu penetra la materia y se identifica con ella, animándola de una
vida ficticia? Ahora bien, cuando el Espíritu apoya los dedos sobre las teclas,
él los apoyo realmente, y también las hace mover; pero no es con la fuerza
muscular que él presiona las teclas: él anima la tecla al igual que lo hace con
la mesa, y la tecla que obedece a su voluntad se mueve y hace vibrar la cuerda.
Más bien, aquí ocurre una cosa que para vosotros resulta poco fácil comprender,
y es que ciertos Espíritus son de tal manera pocos avanzados, y de tal manera
materializados, comparándolos con los Espíritus elevados, que tienen todavía
las ilusiones de la vida terrenal, y creen de actuar como cuando tenían su
cuerpo; ellos no se rinden mayor cuenta de la verdadera causa de los efectos
que producen, de lo que un campesino lo haga de la teoría de los sonidos que él
pronuncia. Preguntadle como hacen para tocar el piano: ellos os dirán que
golpean arriba con sus propios dedos, porque creen que golpean; el efecto se
produce instintivamente cerca de ellos sin saber el cómo, y todavía por efecto
de su voluntad. La misma cosa ocurre cuando hacen entender determinadas
palabras”.
Observaciones: Resulta, de estas explicaciones, que los
Espíritus pueden producir todos los efectos que nosotros producimos, pero con
medios apropiados a su naturaleza; ciertas formas que les son inherentes,
tienen la función de los músculos que nos son, a nosotros, necesarias para
actuar; de la misma manera que el gesto suple, en el mudo, la palabra que le
falta.
XXV.
Entre los fenómenos que
se citan como prueba de la acción de una potencia oculta, hay algunos
evidentemente contrarios a todas las leyes conocidas le la naturaleza; no
sería, entonces, permitido dudar?
-“El ser
humano está bien lejos de conocer todas las leyes de la naturaleza; si las
conociese todas, sería un Espíritu superior. Cada día, por lo tanto, ella da
demostraciones a aquellos que, creyendo de saber todo, pretenden de imponer
ciertos límites a la naturaleza; y con todo esto, no obstante, no se corrigen
de su orgullo. Desvelando, sin pausa, nuevos misterios, Dios advierte al ser
humano de que no debe fiarse de sus propias luces, ya que llegará el día en el
cual la ciencia del más sabio será confundida. No tenéis, vosotros, cada día,
ejemplos de cuerpos animados de un movimiento capaz de vencer la fuerza de
gravitación? La bala de cañón, lanzada en el aire, no sobrepasa,
momentáneamente, esta fuerza? Pobres humanos, que creéis de ser muy sabios, y
cuya tonta vanidad es humillada a cada instante, sabed, por lo tanto, que sois,
aún, muy pequeños”.
4. Estas explicaciones son claras, categóricas y sin ambigüedad; y
este punto resulta culminante, es decir, que el fluido universal, en el cual
reside el principio de la vida, es el agente principal de las manifestaciones,
y que este agente recibe su impulso del Espíritu, tanto si éste está encarnado,
como si libre, en la dimensión espiritual. Este fluido condensado constituye el
periespíritu, o envoltura semi-material del Espíritu, -denominada, también, alma-. En el estado de encarnación, el
periespíritu está encuentra unido a la materia del cuerpo; en el estado de
desencarnado, él está libre. Cuando el Espíritu está encarnado, la substancia
del periespíritu es más o menos ligada, más o menos adherente, si de esta manera
podemos expresarnos. En algunos individuos, existe, de alguna manera, emanación
de este fluido, como dotación de su organismo, y es esto lo que, propiamente
hablando, constituye a los sensitivos de efectos físicos. La emisión del fluido
animalizado puede ser más o menos abundante y su combinación más o menos
fácil.; esta es la razón por la cual los sensitivos son más o menos potentes.
Ella no es permanente, y esto explica la intermitencia de la potencia.
5. Citamos una comparación. Por cuanto se tiene la voluntad de actuar
materialmente sobre un punto cualquiera colocado a distancia, es el pensamiento
que lo desea; pero el pensamiento solo no irá a golpear este punto; necesita un
intermediario que él dirigirá, un bastón, un proyectil, una corriente de aire,
etcétera. Observad, por otra parte, que el pensamiento no actúa sobre el
bastón, ya que, si este no es tocado, no se moverá de por sí. El pensamiento,
que no es otra cosa sino el Espíritu encarnado en nosotros, está unido al
cuerpo por medio del periespíritu; ahora él, como no puede actuar sobre el
cuerpo sin periespíritu , de la misma manera no puede accionar sobre el bastón
sin el cuerpo; él actúa sobre el periespíritu porque es la substancia con la
cual tiene mayor afinidad; el periespíritu actúa sobre los músculos, los
músculos agarran el bastón, y el bastón golpea donde lo estableció el
pensamiento.
Cuando el
Espíritu no está encarnado, precisa de un medio auxiliar, y éste cooperador es
el fluido del cual él rinde el objeto susceptible de seguir el impulso de su
voluntad.
6. De esta manera, aun cuando un objeto es puesto en movimiento,
elevado o dejado en el aire, no es ya el Espíritu que lo afecta, que lo empuja
y lo eleva, como nosotros haríamos con la mano; él lo satura, es decir, con su
fluido combinado con el del sensitivo, y el objeto así momentáneamente
vivificado, actúa como haría un ser viviente, con la diferencia que, no
teniendo voluntad propia, él sigue el impulso y la voluntad del Espíritu.
Por cuanto
el fluido vital, empujado, de alguna manera por el Espíritu, da una vida
ficticia y momentánea a los cuerpos inertes, y desde el momento en que el
periespíritu no es otra cosa que este
mismo fluido vital, se deriva de ello que el Espíritu, cuando está encarnado,
da él mismo la vida a su cuerpo por medio del periespíritu; él permanece unido
hasta tanto lo permita el organismo; cuando él se retira, el organismo cesa su
ciclo de vida física.
Ahora, si
en cambio de una mesa se esculpe el leño en forma de estatua, y se actúa,
después, sobre la misma, al igual que se hace sobre la mesa, se tendrá una
estatua que se moverá, que golpeará, que responderá con sus movimientos y con
sus golpes; se tendrá, en una palabra, una estatua momentáneamente animada de
una vida artificial. Lo que se dijo de las mesas parlantes, se podría decir
igualmente de las estatuas parlantes.
Esta teoría arroja una luz clarificante en una cantidad de fenómenos que
hasta ahora habían quedado insolutos.
7. Los incrédulos por partido tomado oponen que el hecho de la
elevación de las mesas sin punto de apoyo es imposible ya que es contrario a la
ley de gravitación. Nosotros les respondemos, en primer lugar, que su negación
no es una prueba; en segundo lugar, que si el hecho existe, por cuanto es
contrario aparezca a todas las leyes conocidas, probaría una sola cosa, es
decir, que el mismo reposa sobre una ley desconocida, y que los negadores no
pueden tener la pretensión de conocer todas las leyes de la naturaleza.
Nosotros damos la explicación de esta ley, pero esta no es una razón suficiente
para que sea por ellos aceptada,
precisamente porque ella es aportada por los Espíritus que han dejado su
envoltura terrestre, en vez de serlo por Espíritus que tienen, aún, dicha
envoltura, y que se sientan en la Academia.
De modo que, si el Espíritu de Arago viviente hubiese dado
esta ley, ellos la habrían aceptado con los ojos cerrados; pero, dada por el
Espíritu de Arago desencarnado, se transforma en una utopía, y por qué esto?
Porque creen que Arago habiendo desencarnado, todo terminó en ese hecho. No
pretendemos de disuadirles; todavía, pudiendo esta objeción inhibir a alguna
persona, buscaremos de responderle, ubicándonos desde su propio punto de vista,
es decir, haciendo abstracción por un instante de la teoría de la animación
ficticia.
8. Cuando se hace el vacío debajo de la campana de la maquina
neumática, esta campana se adhiere con una tal fuerza, que es imposible
elevarla, por causa del peso de la columna de aire que le gravita arriba. Se le
deje, apenas, entrar el aire, y la campana se elevará con la más grande
facilidad, porque el aire que hay abajo hace de contrapeso al aire que hay
arriba; abandonada pero a sí misma, quedará sobre el plato, en virtud de la ley
de gravitación. Supongamos, ahora, que el aire de abajo sea comprimido, que
tenga una densidad más grande que el de arriba, la campana será elevada a pesar de la gravitación. Si la
corriente de aire es rápida y violenta, ella podrá ser sustentada en el espacio
sin algún apoyo visible, a la manera de las muñecas que se hacen voltear sobre
un surtidor de agua.
Por qué,
por lo tanto, el fluido universal, que es el elemento de cada materia, no
debería tener, cuando es acumulado alrededor de la mesa, la propiedad de
disminuir o de aumentar el peso específico relativo, como el aire lo hace para
la campana de la maquina neumática, como el gas hidrógeno hace en los balones,
sin que se derogue por esto a la ley de gravitación? Conocéis, vosotros, todas
las propiedades y toda la potencia de este fluido? No! Y bien, no neguéis,
entonces, un hecho, por el solo motivo de no poder explicarlo.
9. Regresamos ahora a la teoría del movimiento de las mesas. Si con
el medio indicado el Espíritu puede elevar una mesa, él podrá, también, elevar
otras cosas: una silla, por ejemplo. Si puede elevar una silla, podrá, también,
con una fuerza suficiente, elevar al mismo tiempo una persona que se le
encuentre sentada arriba. He aquí, por lo tanto, la explicación de este
fenómeno, que el sensitivo Home ha realizado cien veces sobre él y otros
individuos; él lo renovó durante un viaje a Londres, y para probar que los
espectadores no eran víctimas de una alucinación óptica, él hizo un signo con
el lápiz arriba el techo, y hubo, también, quien pasó debajo de él.
Nadie
ignora que el señor Home es un sensitivo de efectos físicos potente; él era, en
este caso, la causa eficiente y el objeto.
10.
Hemos, ahora, hablado
del aumento posible del peso; esto es, de hecho, un fenómeno que alguna vez se
produce y no es más excepcional de cuanto lo sea la prodigiosa resistencia de
la campana debajo de la presión de la columna atmosférica. Bajo la influencia
de determinados sensitivos, se vieron objetos bastante ligeros ofrecer la misma
resistencia, después, todo de una vez, ceder al más pequeño esfuerzo. En la
experiencia antes mencionada, la campana no pesa, en realidad, ni más ni menos
por sí misma, pero ella parece más pesada por efecto de la causa exterior que
actúa sobre ella. La misma cosa se verifica, probablemente, en nuestro caso. La
mesa tiene, siempre, el mismo peso intrínseco, por cuanto su masa no aumentó,
sino que, una fuerza extraña se opone a su movimiento, y esta causa puede
residir en los fluidos que la penetran, al igual que está en el aire la causa
que aumenta o disminuye el peso aparente de la campana.
Realizad la
experiencia de la campana neumática delante a un ignorante, quien no comprenda
como es el aire, que él no ve, producir el efecto en cuestión, y no será
difícil persuadirle de la intervención del diablo.
Podría
suponerse, quizá, que este fluido siendo imponderable, su acumulación no puede
aumentar el peso de un objeto. Estamos de acuerdo; pero, si nos hemos servido
de la palabra acumulación, ha sido por comparación , y no por asimilación
absoluta con el aire. Es imponderable, aceptado; todavía, nada lo prueba: su
naturaleza íntima nos es desconocida, y nosostros estamos muy lejos de percibir
todas sus propiedades. Antes de que se
hubiese experimentado el peso del aire, no se sospechaban los efectos de este
mismo peso. La electricidad está, también, colocada entre los fluidos
imponderables; todavía un cvuerpo puede ser retenido por una corriente
eléctrica, y ofrecer una gran resistencia a quien quisiese elevarlo: él, por lo
tanto, se ha convertido en más pesado, No es justo pensar que no exista un
apoyo, porque este no se ve. El Espíritu puede, por lo tanto, tener algunas
palancas que nos son desconocidas; la naturaleza nos prueba todos los días que su potencia no se para frente el
testimonio de nuestros sentidos.
Solamente
admitiendo una causa similar, es posible explicar el fenómeno singular, del
cual se vieron muchos ejemplos, de una joven persona débil y delicada que
elevaba con dos dedos, sin esfuerzos y como una pluma, a un hombre fuerte y
robusto, unidamente a la silla sobre la cual se encontraba sentado. Esto prueba
una causa extraña a la persona misma, son las intermitencias de las facultades.