sábado, 23 de junio de 2012

TEORÍA DE LAS MANIFESTACIONES FÍSICAS


EL LIBRO DE LAS FACULTADES VIII
Autor: ALLAN KARDEC
Versión castellana: Giuseppe Isgró C.

Capítulo VIII

TEORÍA
DE LAS MANIFESTACIONES FÍSICAS

Movimientos y elevaciones; Golpes; Aumento y disminución del peso de los cuerpos.

1. Habiendo sido demostrada la existencia de los Espíritus por el razonamiento y por los hechos, así como la posibilidad de su actuación sobre la materia, se trata ahora de conocer como se desenvuelve su acción y como logran ellos mover las mesas y los demás cuerpos inertes.
Un pensamiento se presenta naturalmente a la mente, y es el mismo que también nosotros hemos tenido; pero este pensamiento habiendo sido combatido por los Espíritus que nos han dado una explicación completamente diferente de aquella que nosotros nos esperábamos, se puede considerar este hecho como prueba cierta de que su teoría era diversa de nuestra opinión. Ahora, este primer pensamiento cada quien pudo haberlo tenido como nosotros; en cuanto a la teoría de los Espíritus, no creemos que ella haya sido percibida por mente alguna. Se reconocerá sin esfuerzo cuanto ella es superior a la nuestra, aunque menos simple, por cuanto nos da la solución de una cantidad de otros hechos que no encontraban una explicación satisfactoria.
2. Desde el momento que se conoce la naturaleza de los Espíritus, su forma humana, las propiedades semi-materiales del peri-espíritu, o alma, la acción mecánica que él puede tener sobre la materia (por cuanto en los hechos de apariciones se han visto algunas manos fluídicas y también tangibles, adueñarse de objetos y transportarlos, era cosa natural creer que el Espíritu se sirviese simplemente de sus manos para hacer girar la mesa, y que la elevase en el espacio por la fuerza de los brazos. Pero entonces, qué necesidad habría de tener un sensitivo? El Espíritu no puede actuar por sí solo? En efectos, el sensitivo apoya, con frecuencia, las manos en sentido contrario al movimiento, o también no las apoya para nada, y por lo tanto no puede evidentemente secundar al Espíritu con una acción muscular cualquiera. Nosotros dejaremos, antes de todo, hablar a los Espíritus que hemos, a este fin, interrogado.
3. Las siguientes respuestas nos fueron dadas por el Espíritu de Luís; ellas fueron, después, conformadas por muchas otras.
       I. El fluido universal es una emanación de la Divinidad?
-“No”-
     II. Es una creación de la Divinidad?
–“Todo es creado, excepto Dios”-.
  III. El fluido universal es, al mismo tiempo, el elemento universal?
-“Sí, él es el principio elemental de cada cosa”-.
    IV. Tiene relación con el fluido eléctrico, del cual conocemos los efectos?
-“Es su elemento”-.
       V. Cuál es el estado en el que el fluido universal se nos presenta en su más grande simplicidad?
-“Para encontrarlo en su absoluta simplicidad, convendría remontar hasta a los Espíritus puros; en vuestro mundo él está más o menos modificado para formar la materia compacta que os rodea; todavía vosotros podéis decir, que el estado el cual mayormente se aproxima a esta simplicidad es el del fluido que vosotros llamáis fluido magnético animal”.
    VI.Ha sido dicho que el fluido universal es la fuente de la vida; es quizá, también, la fuente de la inteligencia?
-“No; este fluido anima únicamente la materia”-.
 VII. Por  cuanto es este el fluido que compone el periespíritu, o alma, no parece que él se encuentre en un especie de condensación que lo aproxima hasta a un cierto punto a la materia propiamente dicha?
-“Hasta a un cierto punto es como vosotros decís, por cuanto él no tiene todas las propiedades; él está más o menos condensado según los mundos”-.
VIII. Cómo puede un Espíritu realizar el movimiento de un cuerpo sólido?
-“Él combina una parte del fluido universal con el fluido que emana del sensitivo apropiado a este efecto”-.
    IX.–“Los Espíritus elevan la mesa con la ayuda de sus propios miembros de alguna manera materializados?
-“En esta respuesta no encontraréis, todavía, lo que vosotros deseáis. Por cuanto una mesa se mueve debajo de vuestras manos, el Espíritu evocado va a obtener del fluido universal cuanto precisa para animar esta mesa de una vida ficticia. La mesa así preparada es atraída por el Espíritu, que la hace mover bajo la influencia de su propio fluido, impulsado por su voluntad. Dado que la masa que quiere poner en movimiento es muy pesada para él, llama en ayuda a otros Espíritus que se encuentran en sus mismas condiciones. En razón de su etérea naturaleza, el Espíritu propiamente dicho no puede actuar sobre la materia. Este ligamen, que constituye el que vosotros denomináis periespíritu, o alma, os da la clave de todos los fenómenos espiritas materiales. Yo creo de haberme explicado bastante claramente para hacerme comprender”-.
Observación: Llamamos la atención sobre esta primera fase: En esta respuesta no encontraréis, todavía, la que deseáis. –El Espíritu había perfectamente comprendido, que todas las cuestiones precedentes no eran hechas, sino con el fin de llegar a esta, y hace alusión a nuestro pensamiento que esperaba, en efectos, otra respuesta, es decir, la confirmación de nuestra idea, acerca de la manera con la cual el Espíritu hace mover la mesa.
   X.   Los Espíritus que él llama en su ayuda le son, quizá, inferiores? Están ellos a sus ordenes?
-“Igual, casi siempre; con frecuencia se presentan espontáneamente”.
    XI. Son, todos los Espíritus, aptos para producir fenómenos de este género?
-“Los Espíritus que producen esta especie de efectos son siempre espíritus inferiores, los cuales no son, todavía, enteramente liberados de toda influencia material”.
 XII. Comprendemos que los Espíritus superiores no se ocupan de las cosas que están por debajo de ellos; pero nosotros preguntamos si ellos, que están desmaterializados, tendrían la potencia para hacerlo, si tuviesen la voluntad”.
-“Ellos tienen la fuerza moral como los demás tienen la fuerza física; cuando tienen la necesidad de esta fuerza, se sirven de aquellos que la poseen. No se os ha dicho, acaso, que ellos se sirven de los espíritus inferiores como vosotros lo hacéis con los cargadores?


Observaciones: Se dijo que la densidad del periespíritu, si de esta manera podemos expresarnos, varía según el estado de los mundos; parece, más bien, que varíe en el mismo mundo, según los individuos. El estado de los Espíritus moralmente avanzados  es más sutil y se acerca al de los Espíritus elevados; el estado de los espíritus inferiores, por el contrario, se acerca a la materia, lo que determina que estos espíritus de bajo nivel conserven tan largamente las ilusiones de la vida terrestre. Ellos piensan y actúan como si estuviesen, todavía, vivos; tienen los mismos deseos y, se podría decir, casi la misma sensualidad. Esta densidad del periespíritu dándole más afinidad con la materia, rinde a los Espíritus inferiores, por el contrario, más propicios para las manifestaciones físicas. Por la misma razón un hombre de intelecto, está acostumbrado a los trabajos de la inteligencia, pero su cuerpo no se encuentra entrenado para elevar cargas pesadas, como si lo está el de un obrero. Su materia es menos compacta, los órganos menos resistentes; él tiene menor cantidad de fluido nervioso. El periespíritu, siendo para el Espíritu lo que es el cuerpo para el ser humano, y estando su densidad en forma proporcional a la inferioridad del espíritu, ella subroga en él la fuerza muscular, es decir, que le da sobre los fluidos necesarios a las manifestaciones, una potencia mayor de la que poseen aquellos cuya naturaleza es más etérea. Si un Espíritu elevado desea producir tales efectos, él hace lo que, entre nosotros, se estila: utilizan a un Espíritu adecuado a tal finalidad.
XIII.   Si nosotros hemos comprendido bien lo que habéis dicho, el principio vital reside en el fluido universal; el Espíritu elabora con este fluido la envoltura semi-material que constituye su peroiespíritu, y es por medio de este fluido que él actúa sobre la materia inerte. Es así?
-“Sí; es decir, que anima la materia con una especie de vida ficticia: la materia se anima de la vida animal. La mesa que se mueve debajo de vuestras manos vive como el animal; obedece por si misma al ser inteligente. No es que este último la empuje como lo haría el hombre con un peso; no es que la mesa cuando se eleva, sea elevada por el Espíritu por la fuerza de los brazos, sino que es la mesa animada que obedece al impulso dado por el Espíritu”.
XIV. Cuál es el rol del sensitivo en este fenómeno?
-“Lo he dicho ya. El fluido propio del sensitivo se combina con el fluido universal acumulado por el Espíritu; es necesaria la unión de estos dos fluidos, es decir, del Espíritu animalizado con el fluido universal, para imprimirle la vida a la mesa. Pero, notad bien, esta vida no es más que momentánea: ella se termina con la acción, y con frecuencia antes aún de que termine la acción; es decir, tan pronto como la cantidad de fluido no es más suficiente para animarla”-.
   XV. Puede el Espíritu actuar sin el concurso de un sensitivo?
-“Él puede actuar sin saberlo el sensitivo; es decir, que muchas personas sirven de auxiliares a los Espíritus, para determinados fenómenos, sin siquiera imaginarlo. El Espíritu absorbe de ellas, como de una fuente, el fluido animalizado del cual tiene necesidad; de esta manera el concurso de un sensitivo cual lo entendéis vosotros no es siempre necesario, lo que tiene lugar, sobre todo en los fenómenos espontáneos”-.
XVI. La mesa animada actúa con inteligencia? Piensa?
-“Ella no piensa más que el bastón, con el cual hacéis un signo inteligente, pero la vitalidad de la cual está animado le permite de obedecer al impulso de una inteligencia. Sepáis bien que la mesa que se mueve no se convierte en espíritu y de que ella no tiene, de por sí, ni pensamiento ni voluntad”-.
Observación: En el lenguaje común, hay una expresión análoga: así de una rueda que gira con velocidad, se dice que está animada por un movimiento rápido”-.
XVII.   Cuál es la causa preponderante en la producción de este fenómeno? El Espíritu o el fluido?
-“El Espíritu es la causa, el fluido es el instrumento; las dos son necesarios”-.
XVIII. Cuál es la parte reservada, en este caso, al sensitivo?
-“Ser un instrumento de los Espíritus y secundarles en el impulso dado al fluido”-.
-La acción de la voluntad es siempre indispensable?
-“Ella se agrega a la potencia, pero no siempre es necesaria, por cuanto el movimiento puede tener lugar en contra y pese a esta voluntad, y esta es una prueba, de que existe una causa independiente del sensitivo”-.
Observación: El contacto de las manos no es siempre necesario para hacer mover un objeto. Lo es, más frecuentemente para dar el primer impulso; pero, una vez que el objeto esté animado, puede obedecer a la voluntad sin contacto material; esto depende tanto de la potencia del sensitivo, como de la naturaleza de los Espíritus. Un primer contacto no es siempre indispensable; se tiene la prueba de ello en los movimientos y desplazamiento espontáneos, que no se piensa de provocar.
XIX. Por qué no pueden todos producir el mismo efecto, y por qué todos los sensitivos no tienen la misma potencia?
-“Esto depende de la organización y de la mayor o menor facilidad con la cual puede operarse la combinación de los fluidos; y después, el espíritu del sensitivo simpatiza más o menos con los espíritus extraños, que encuentran en él la potencia fluídica necesaria. Esta potencia se asemeja a la de los magnetizadores, que es más o menos grande. Bajo este aspecto hay individuos que son completamente refractarios; en otros, en cambio, la combinación se efectúa únicamente por el esfuerzo de la voluntad; finalmente, en algunos otros, tiene lugar de manera tan natural, y fácilmente, que ni siquiera se percatan de ello, y sirven, sin saberlo, de instrumento, tal como lo hemos dicho ya”. (Ver, seguidamente, el capítulo sobre Las Manifestaciones físicas espontáneas).
Observaciones: -El magnetismo es, sin lugar a duda, el principio de estos fenómeno, pero no como generalmente se cree; la prueba está en que hay magnetizadores muy potentes quienes no harían mover una mesa, mientras, en cambio, se encuentran otros individuos que no pueden magnetizar, inclusive niños, a quienes les basta apoyar los dedos sobre una mesa muy pesada para hacerla mover; por lo cual, si la potencia sensible no está en relación de la potencia magnética, es porque existe otra causa.
XX.   Las personas denominadas eléctricas pueden ser consideradas como sensitivos?
-“Estas personas toman en sí mismas el fluido necesario para la producción del fenómeno, y pueden actuar sin el concurso de los espíritus. No son sensitivos en el verdadero sentido de la palabra; pero no es improbable que estén asistidos por un espíritu, quien aprovecharía, de esta manera, sus naturales disposiciones”.
Observaciones: Estos individuos tienen alguna analogía con los sonámbulos, quienes pueden actuar tanto con el concurso de un espíritu extraño, como sin él. (Ver en el capítulo de los sensitivos, el artículo relativo a los sensitivos sonámbulos).
XXI.   El Espíritu que actúa sobre los cuerpos sólidos para moverlos, se encuentra en la substancia del cuerpo, o bien fuera de la misma?
-“Lo uno y lo otro; nosotros hemos dicho que la materia no es un obstáculo para los espíritus; ellos penetran todo; una porción del periespíritu se identifica, por así decirlo, con el objeto que él penetra”.
XXII. Cuál medio emplea el Espíritu para golpear? Se sirve de un objeto material?
-“No, al igual que no se sirve de sus brazos para elevar una mesa. Conocéis bien que él no tiene ningún martillo a su disposición. Su martillo es el fluido combinado, puesto en acción por su voluntad, para mover o golpear. Cuando él mueve, la luz refleja los movimientos; cuando él golpea, el aire conduce el sonido”.
XXIII. Esto se concibe cuando él golpea sobre un cuerpo duro; pero cómo él puede producir ruidos o sonidos articulados en el vacío del aire?
Desde el momento que actúa sobre la materia, puede hacerlo, igualmente, sobre el aire que sobre una mesa. En cuanto a los sonidos articulados, él puede imitarlos, al igual que todos los demás ruidos”.
XXIV.   Vosotros decís que el espíritu no se sirve de sus manos para mover la mesa; todavía, se vieron, en ciertas manifestaciones visuales, aparecer manos cuyos dedos se agitaban sobre un piano, moviendo las teclas, y hacían entender determinados sonidos. No se podría creer que, en este caso, el movimiento de las teclas fuese producido por la presión de los dedos? Esta presión no es directa y real, cuando se hace sentir sobre nosotros mismos, dado que estas manos dejan sus improntas sobre nuestra piel?
-“Vosotros no podéis entender la naturaleza de los espíritus y su manera de actuar, sino con el medio de las comparaciones que os aportan una idea incompleta, y es un error el de querer asimilar sus procesos a los vuestros. Sus procesos deber ser en relacionado de acuerdo con su naturaleza. No se os ha dicho ya que el fluido del periespíritu penetra la materia y se identifica con ella, animándola de una vida ficticia? Ahora bien, cuando el Espíritu apoya los dedos sobre las teclas, él los apoyo realmente, y también las hace mover; pero no es con la fuerza muscular que él presiona las teclas: él anima la tecla al igual que lo hace con la mesa, y la tecla que obedece a su voluntad se mueve y hace vibrar la cuerda. Más bien, aquí ocurre una cosa que para vosotros resulta poco fácil comprender, y es que ciertos Espíritus son de tal manera pocos avanzados, y de tal manera materializados, comparándolos con los Espíritus elevados, que tienen todavía las ilusiones de la vida terrenal, y creen de actuar como cuando tenían su cuerpo; ellos no se rinden mayor cuenta de la verdadera causa de los efectos que producen, de lo que un campesino lo haga de la teoría de los sonidos que él pronuncia. Preguntadle como hacen para tocar el piano: ellos os dirán que golpean arriba con sus propios dedos, porque creen que golpean; el efecto se produce instintivamente cerca de ellos sin saber el cómo, y todavía por efecto de su voluntad. La misma cosa ocurre cuando hacen entender determinadas palabras”.
Observaciones: Resulta, de estas explicaciones, que los Espíritus pueden producir todos los efectos que nosotros producimos, pero con medios apropiados a su naturaleza; ciertas formas que les son inherentes, tienen la función de los músculos que nos son, a nosotros, necesarias para actuar; de la misma manera que el gesto suple, en el mudo, la palabra que le falta.
XXV.   Entre los fenómenos que se citan como prueba de la acción de una potencia oculta, hay algunos evidentemente contrarios a todas las leyes conocidas le la naturaleza; no sería, entonces, permitido dudar?
-“El ser humano está bien lejos de conocer todas las leyes de la naturaleza; si las conociese todas, sería un Espíritu superior. Cada día, por lo tanto, ella da demostraciones a aquellos que, creyendo de saber todo, pretenden de imponer ciertos límites a la naturaleza; y con todo esto, no obstante, no se corrigen de su orgullo. Desvelando, sin pausa, nuevos misterios, Dios advierte al ser humano de que no debe fiarse de sus propias luces, ya que llegará el día en el cual la ciencia del más sabio será confundida. No tenéis, vosotros, cada día, ejemplos de cuerpos animados de un movimiento capaz de vencer la fuerza de gravitación? La bala de cañón, lanzada en el aire, no sobrepasa, momentáneamente, esta fuerza? Pobres humanos, que creéis de ser muy sabios, y cuya tonta vanidad es humillada a cada instante, sabed, por lo tanto, que sois, aún, muy pequeños”.
4. Estas explicaciones son claras, categóricas y sin ambigüedad; y este punto resulta culminante, es decir, que el fluido universal, en el cual reside el principio de la vida, es el agente principal de las manifestaciones, y que este agente recibe su impulso del Espíritu, tanto si éste está encarnado, como si libre, en la dimensión espiritual. Este fluido condensado constituye el periespíritu, o envoltura semi-material del Espíritu, -denominada, también, alma-. En el estado de encarnación, el periespíritu está encuentra unido a la materia del cuerpo; en el estado de desencarnado, él está libre. Cuando el Espíritu está encarnado, la substancia del periespíritu es más o menos ligada, más o menos adherente, si de esta manera podemos expresarnos. En algunos individuos, existe, de alguna manera, emanación de este fluido, como dotación de su organismo, y es esto lo que, propiamente hablando, constituye a los sensitivos de efectos físicos. La emisión del fluido animalizado puede ser más o menos abundante y su combinación más o menos fácil.; esta es la razón por la cual los sensitivos son más o menos potentes. Ella no es permanente, y esto explica la intermitencia de la potencia.
5. Citamos una comparación. Por cuanto se tiene la voluntad de actuar materialmente sobre un punto cualquiera colocado a distancia, es el pensamiento que lo desea; pero el pensamiento solo no irá a golpear este punto; necesita un intermediario que él dirigirá, un bastón, un proyectil, una corriente de aire, etcétera. Observad, por otra parte, que el pensamiento no actúa sobre el bastón, ya que, si este no es tocado, no se moverá de por sí. El pensamiento, que no es otra cosa sino el Espíritu encarnado en nosotros, está unido al cuerpo por medio del periespíritu; ahora él, como no puede actuar sobre el cuerpo sin periespíritu , de la misma manera no puede accionar sobre el bastón sin el cuerpo; él actúa sobre el periespíritu porque es la substancia con la cual tiene mayor afinidad; el periespíritu actúa sobre los músculos, los músculos agarran el bastón, y el bastón golpea donde lo estableció el pensamiento.
Cuando el Espíritu no está encarnado, precisa de un medio auxiliar, y éste cooperador es el fluido del cual él rinde el objeto susceptible de seguir el impulso de su voluntad.
6. De esta manera, aun cuando un objeto es puesto en movimiento, elevado o dejado en el aire, no es ya el Espíritu que lo afecta, que lo empuja y lo eleva, como nosotros haríamos con la mano; él lo satura, es decir, con su fluido combinado con el del sensitivo, y el objeto así momentáneamente vivificado, actúa como haría un ser viviente, con la diferencia que, no teniendo voluntad propia, él sigue el impulso y la voluntad del Espíritu.
Por cuanto el fluido vital, empujado, de alguna manera por el Espíritu, da una vida ficticia y momentánea a los cuerpos inertes, y desde el momento en que el periespíritu  no es otra cosa que este mismo fluido vital, se deriva de ello que el Espíritu, cuando está encarnado, da él mismo la vida a su cuerpo por medio del periespíritu; él permanece unido hasta tanto lo permita el organismo; cuando él se retira, el organismo cesa su ciclo de vida física.
Ahora, si en cambio de una mesa se esculpe el leño en forma de estatua, y se actúa, después, sobre la misma, al igual que se hace sobre la mesa, se tendrá una estatua que se moverá, que golpeará, que responderá con sus movimientos y con sus golpes; se tendrá, en una palabra, una estatua momentáneamente animada de una vida artificial. Lo que se dijo de las mesas parlantes, se podría decir igualmente de las estatuas parlantes.  Esta teoría arroja una luz clarificante en una cantidad de fenómenos que hasta ahora habían quedado insolutos.
7. Los incrédulos por partido tomado oponen que el hecho de la elevación de las mesas sin punto de apoyo es imposible ya que es contrario a la ley de gravitación. Nosotros les respondemos, en primer lugar, que su negación no es una prueba; en segundo lugar, que si el hecho existe, por cuanto es contrario aparezca a todas las leyes conocidas, probaría una sola cosa, es decir, que el mismo reposa sobre una ley desconocida, y que los negadores no pueden tener la pretensión de conocer todas las leyes de la naturaleza. Nosotros damos la explicación de esta ley, pero esta no es una razón suficiente para que  sea por ellos aceptada, precisamente porque ella es aportada por los Espíritus que han dejado su envoltura terrestre, en vez de serlo por Espíritus que tienen, aún, dicha envoltura, y que se sientan en la Academia. De modo que, si el Espíritu de Arago viviente hubiese dado esta ley, ellos la habrían aceptado con los ojos cerrados; pero, dada por el Espíritu de Arago desencarnado, se transforma en una utopía, y por qué esto? Porque creen que Arago habiendo desencarnado, todo terminó en ese hecho. No pretendemos de disuadirles; todavía, pudiendo esta objeción inhibir a alguna persona, buscaremos de responderle, ubicándonos desde su propio punto de vista, es decir, haciendo abstracción por un instante de la teoría de la animación ficticia.
8. Cuando se hace el vacío debajo de la campana de la maquina neumática, esta campana se adhiere con una tal fuerza, que es imposible elevarla, por causa del peso de la columna de aire que le gravita arriba. Se le deje, apenas, entrar el aire, y la campana se elevará con la más grande facilidad, porque el aire que hay abajo hace de contrapeso al aire que hay arriba; abandonada pero a sí misma, quedará sobre el plato, en virtud de la ley de gravitación. Supongamos, ahora, que el aire de abajo sea comprimido, que tenga una densidad más grande que el de arriba, la campana  será elevada a pesar de la gravitación. Si la corriente de aire es rápida y violenta, ella podrá ser sustentada en el espacio sin algún apoyo visible, a la manera de las muñecas que se hacen voltear sobre un surtidor de agua.
Por qué, por lo tanto, el fluido universal, que es el elemento de cada materia, no debería tener, cuando es acumulado alrededor de la mesa, la propiedad de disminuir o de aumentar el peso específico relativo, como el aire lo hace para la campana de la maquina neumática, como el gas hidrógeno hace en los balones, sin que se derogue por esto a la ley de gravitación? Conocéis, vosotros, todas las propiedades y toda la potencia de este fluido? No! Y bien, no neguéis, entonces, un hecho, por el solo motivo de no poder explicarlo.
9. Regresamos ahora a la teoría del movimiento de las mesas. Si con el medio indicado el Espíritu puede elevar una mesa, él podrá, también, elevar otras cosas: una silla, por ejemplo. Si puede elevar una silla, podrá, también, con una fuerza suficiente, elevar al mismo tiempo una persona que se le encuentre sentada arriba. He aquí, por lo tanto, la explicación de este fenómeno, que el sensitivo Home ha realizado cien veces sobre él y otros individuos; él lo renovó durante un viaje a Londres, y para probar que los espectadores no eran víctimas de una alucinación óptica, él hizo un signo con el lápiz arriba el techo, y hubo, también, quien pasó debajo de él.
Nadie ignora que el señor Home es un sensitivo de efectos físicos potente; él era, en este caso, la causa eficiente y el objeto.
10.         Hemos, ahora, hablado del aumento posible del peso; esto es, de hecho, un fenómeno que alguna vez se produce y no es más excepcional de cuanto lo sea la prodigiosa resistencia de la campana debajo de la presión de la columna atmosférica. Bajo la influencia de determinados sensitivos, se vieron objetos bastante ligeros ofrecer la misma resistencia, después, todo de una vez, ceder al más pequeño esfuerzo. En la experiencia antes mencionada, la campana no pesa, en realidad, ni más ni menos por sí misma, pero ella parece más pesada por efecto de la causa exterior que actúa sobre ella. La misma cosa se verifica, probablemente, en nuestro caso. La mesa tiene, siempre, el mismo peso intrínseco, por cuanto su masa no aumentó, sino que, una fuerza extraña se opone a su movimiento, y esta causa puede residir en los fluidos que la penetran, al igual que está en el aire la causa que aumenta o disminuye el peso aparente de la campana.
Realizad la experiencia de la campana neumática delante a un ignorante, quien no comprenda como es el aire, que él no ve, producir el efecto en cuestión, y no será difícil persuadirle de la intervención del diablo.
Podría suponerse, quizá, que este fluido siendo imponderable, su acumulación no puede aumentar el peso de un objeto. Estamos de acuerdo; pero, si nos hemos servido de la palabra acumulación, ha sido por comparación , y no por asimilación absoluta con el aire. Es imponderable, aceptado; todavía, nada lo prueba: su naturaleza íntima nos es desconocida, y nosostros estamos muy lejos de percibir todas sus propiedades.  Antes de que se hubiese experimentado el peso del aire, no se sospechaban los efectos de este mismo peso. La electricidad está, también, colocada entre los fluidos imponderables; todavía un cvuerpo puede ser retenido por una corriente eléctrica, y ofrecer una gran resistencia a quien quisiese elevarlo: él, por lo tanto, se ha convertido en más pesado, No es justo pensar que no exista un apoyo, porque este no se ve. El Espíritu puede, por lo tanto, tener algunas palancas que nos son desconocidas; la naturaleza nos prueba todos los días  que su potencia no se para frente el testimonio de nuestros sentidos.
Solamente admitiendo una causa similar, es posible explicar el fenómeno singular, del cual se vieron muchos ejemplos, de una joven persona débil y delicada que elevaba con dos dedos, sin esfuerzos y como una pluma, a un hombre fuerte y robusto, unidamente a la silla sobre la cual se encontraba sentado. Esto prueba una causa extraña a la persona misma, son las intermitencias de las facultades.



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